Riesgo de contagio: ¿Muerte del teatro?

 

Las nuevas teatralidades

Riesgo de contagio: ¿Muerte del teatro?
Mariana Chávez 

El convivio es vital para el teatro, es el alimento necesario para que exista según Dubatti, el acontecimiento pues es una fórmula artesanal; el espectante, la convención, el cuerpo poietico y el convivio. No importa la distancia o los artilugios que utilicemos, lo importante es el acontecimiento y el convivio, pero, a inicios de 2020 nos enteramos de una nueva pandemia COVID19, el mundo continuó. A mediados de marzo nos empezamos a preparar para la contingencia, parecía temporal, incluso hasta divertido; estar encerrados con mucho tiempo y espacio para ser creativos.

Los primeros quince días hubo mucha algarabía, planeaciones, propuestas, la modalidad virtual, lo online era muy atractivo, pero ¿y el teatro? No importaba, podíamos hacer investigación teatral, arte escénico probeta, también Dubatti lo respalda, entonces vamos bien. Pero, no consideramos que el arte, mucho de lo creativo viene del gozo y es que no estamos gozando, la pandemia creció vorazmente, los ingresos decayeron, los enfermos aumentaron, las jornadas de sueño se alteraron. 

Nos convertimos en autómatas el espacio cotidiano se expandió, empezamos a entender el porqué del teatro expandido de la posibilidad de un continuo, de la necesidad de observar pero de mirar, generar vectores visores diseño de la imagen, generar direcciones de la mirada, la dirección del espectante. La exploración de lo cotidiano que surge que emerge y se engrandece.

El aire nos faltó, nos olvidamos de teatrar (Kartun) y nos metimos al mar de lo cotidiano, del chillido de oídos, se nos subió la presión, nos llenamos de angustia, de noches de insomino, de alteración de la realidad de la pérdida, sí la pérdida del contacto con los otros ¿Y qué del convivio? Entonces la muerte del teatro.
El teatro nace con las fiestas Dionisiacas, festejar al Dios de la vida con tragedias, comedias, coturnos, el pueblo reunido, tomar vino ¿se cumple la fórmula? La convención, el acontecimiento, el cuerpo poiético, el espectante y el convivio. Al pasar el tiempo el contexto socio cultural cambia y con ello las formas, lo estético y las poéticas. Sí, el teatro es mucho más viejo de lo que creemos, y en repaso el teatro sale a las calles, cambia y elige al espectante, con la llegada de la electricidad se agrega la mecánica teatral, la iluminación y la posibilidad de crear ambientes, de formular espacios, de generar ambientes. 

¿Por qué hablamos de “Las nuevas teatralidades” si de alguna manera tienen la misma fórmula que se revisita una y otra vez? Hablar de teatralidad es considerar los limites de lo teatral pues no considera la triada necesaria, lo teatral está más hacia el acontecimiento performático, es por eso que hablamos de la cartografía del teatro. Entonces “las nuevas teatralidades” se alejan de las reglas, son una fórmula que suma al acontecer social y ahí es donde, en la actualidad tememos al riesgo de contagio.

A dos meses de confinamiento los teatreros queremos seguir teatrando, es nuestro menester, pero sin convivio no se puede, sin embargo desde hace décadas venimos construyendo y aprendiendo del tecnovivio que se parece al cine pero no lo es. El tecnovivio es la mediación de lo tecnológico en el convivio, sí esas conversaciones por zoom, meet, jitsi, etc. 

Es así como nos encontramos en el umbral de un nuevo paradigma, la “nueva normalidad” esta basada en la sana distancia que implica un distanciamiento corporal, entre más distanciados más sano y sin riesgo de contagio. Así pues sabemos que en la historia de la humanidad han existido varias pandemias, la peste negra por ejemplo que es comparada con esta y yo me pregunto ¿cómo le hizo el teatro para sobrevivir? ¿cómo le hizo el teatro para que su fórmula tripartita no se viera afectada? Es verdad, no existía la luz, ni la terrible tentación del tecnovivio.
El teatro expandido es vivir en la liminalidad, las nuevas teatralidades viajan y diseñan modos de ver; lo cotidiano, el horror, la humanidad, caleidoscopio de perspectivas, las teatralidades son caminos que debemos transitar. 

Llegamos a junio y el confinamiento se vuelve espeso, la nueva cotidianidad es espectar desde una pantalla, cumpleaños, clases, despedidas, rompimientos. “No podemos respirar” desde hace décadas, justo el virus afecta las vías respiratorias, colapsa el sistema y en el teatro necesitamos respirar(nos).

Para hacer teatro debemos de reunirnos, juntarnos, tocarnos, la sana distancia son milímetros ya no más ternura radical: “ternura radical es saber decir que no, es cargar el peso de otro cuerpo como si fuera tuyo… es compartir el sudor con un extraño, ternura radical es bailar entre cuerpos disidentes en un taller… estar encimados y mantener la sonrisa y la fiesta” (2011:1) ¿Cómo hacer para hacer teatro? ¿cómo entrenar los cuerpos? Uno de los protocolos de Secretaría de Cultura es programar espectáculos con el mínimo elenco (3 en escena máximo) y un técnico por área. 

Esos protocolos para los espacios escénicos nos dirigen hacia otras posibilidades creativas, mirar lo extracotidiano como lo Teatro Línea de Sombra en Cabeza en azul, ¿cómo visibilizar aquello que se invisibiliza por la cotidianidad? Buscar la belleza en las pequeñas cosas, en lo de siempre. El teatro de calle se vuelve nuevamente una opción.

El trabajo de la compañía Rimini Protokoll supone una nueva visión de los espacios escénicos y de la arquitectura teatral. Muchas de sus obras salen del edificio teatral para encontrar su lugar del teatro en la ciudad. El uso del espacio y la relación entre actor-espectador que establecen Call Cutta o Cargo Sofia-X hace que los espacios tradicionales no sean útiles. Rimini se basa en la investigación y la atención por lo cotidiano para proponer sus espacios y montajes de teatro-documental. Como explica Víctor Molina si las vanguardias fueron explicadas como un culto a l'objet trouvé, el mas allá de la vanguardia de nuestros días es el apoteosis de la realidad misma considerada toda ella como un objet trouvé’. 

Otro reto es el recinto teatral, la butaquería, la disposición del público para la escena. Es poco el público de teatro y en foros pequeños se reduce la posibilidad de audiencia, tendremos una afectación no solo del espacio sino de la gestión de recursos económicos. Hay que sacar al teatro del teatro que históricamente se ha hecho y José Antonio Sánchez al hablar del teatro expandido lo dice: “Y algunas décadas más tarde, algunos creadores en la época del teatro radical sacaron todas las consecuencias de ese «salir a la calle» de aquellos revolucionarios. Este salir a la calle de los creadores coincidió con el descubrimiento de sociólogos y antropólogos de los espacios sociales como teatros.” (Sánchez, 2011:9)

Para que en el arte escénico rompa con los paradigmas, algo de algún modo debe morir, es la vida, nacimiento de algo, pero muerte y negación de algo. Vivimos el teatro de la soledad, aquel que se crea con una sola persona-personaje en escena, pero vimos nacer el teatro de obreros, teatro colectivo (aunque suene a pleonasmo), teatro comunitario, teatro campesino y pensamos en la vanguardia, en lo nuevo y renovador, que de alguna manera ya sucedía.

Las vanguardias se caracterizan por su liminalidad, por romper con lo establecido y lo que se establece, las normas están regidas por una estructura, en la actualidad esa estructura está revelada, vemos de pronto los estereotipos de propuestas escénicas, contar el cuentito como dice Kartún, queremos del teatro una historia, la vía del menor esfuerzo, sentarnos en la butaca a oscuras que no me cueste entender de qué trata, que no incomode, que aquello fluya. 

Pero el arte no es así, el arte des oculta verdades, a veces, casi siempre esas verdades incomodan, considero que el arte incomoda, nos llena de gozo sí, pero también incomoda, incluso la belleza duele, pero el arte escénico, las nuevas teatralidades no siguen las reglas, se llevan a los límites para romper y proponer un camino diferente, es quizá ir contracorriente, por ejemplo en el teatro ambientalista donde se propone romper con las barreras del público espectador, quizá debemos hacer un teatro ambientalista donde la barrera sea visible y cumpla con los protocolos de saneamiento, en ese sentido ser transgresores.
Entendemos que, al referirnos al espacio escénico, el espíritu transgresor que busca borrar la barrera invisible que se levanta entre los espectadores y el escenario –como plantea Schechner–, se fundamenta en no constreñir la acción dentro del marco del proscenio (pictórico), sino en usar la multidi- mensionalidad del espacio de la sala (escultura). Esto que también se denomina “continuidad de forma”, o “polivalencia espacial” (aunque Picasso lo logró en un solo plano). En fin, el caso es olvidarnos de la línea divisoria entre el espectador y el actor (que suponíamos era la que constituía el principio de la simulación) y sustituiría por un número n de puntos de fuga, cuyos principios regidores serían los contenedores limítrofes del ámbito –“crear una puesta en escena es crear un todo”– y la dinámica de la acción, incluida la del público, en sus “infinitas maneras de transformación y articulación... para revelar verdades existenciales más profundas”, según nos indica Richard Schechner. (Gurrola, 1987:2)
Vamos creando puntos de fuga, disolviendo el espacio y crear, construir dimensiones, escenarios posibles dentro de la normativa, habremos de generar teatros ambientalistas fuera del riesgo, sin contacto, con posibilidades saludables ¿Cuál es la mejor opción? Quizá el tecnovivio y como dice Katun “También el teatro tiene hoy una metafísica que antes no tenía. Él también dice y hace hoy otra cosa. Y ahí está el secreto de su supervivencia. De su eternidad, apuesto. Restituir” 

El tecnovivio parece un camino viable, el personaje avatar, el público avatar la ficción llevada a su máxima; los mundos ficticios, el espacio cibernético, el acontecimiento virtual, como los conciertos masivos en Fornite, tendremos que encontrar nuevas de las nuevas teatralidades y explorar las cartografías de la imagen y espacio virtual, porque ahora el teatro es un espacio de riesgo de contagio, ahora más que nunca el teatro te puede llevar a la muerte.

No sé si sobreviviremos, pero sí se que el teatro sobrevivirá con el convivio o tecnovivio, como lo ha hecho por siglos, lo que debe morir es nuestra idea de teatralidad antes del COVID19.


Referencias

Aloy, G, y Olaizola, E. (2005) El teatro sin teatro. El espacio especializado de Rimini Protokoll. recuperado de https://www.rimini-protokoll.de/website/media/2005-2007/cargo/pdf_08_LATe_Rimini_low.pdf

Demilia, D y Chávez, D (sin dato) Manifiesto de Ternura radical. Recuperado de 

  Dubatti J. (2007) Filosofía del teatro I. Convivio, experiencia, subjetividad. Edit. Atuel, Argentina (pp. 162 y 163)

Gurrola, J. (1987) Prólogo del Teatro ambientalista de Richard Schechner. México: Árbol.

Sánchez, J. (2010) Dramaturgia en el campo expandido. En VVAA. Repensar la dramaturgia. Errancia y transformación, CENDEAC-Centro Párraga, Murcia, 2011, pp. 7-27 

Katun, M. (2019) El tiempo y el teatro. Recuperado de https://ovejasmuertas.wordpress.com/2019/10/17/mauricio-kartun/